miércoles, 19 de diciembre de 2007

Padres afganos arreglan matrimonios de hijas desde la niñez

Matrimonio entre, Mohammed, un hombre de más de 40 años, y Ghulan, una niña de tan solo 11 año(foto)

Cuando se le preguntó qué le parecía la fiesta en que se anunció su compromiso matrimonial, a mediados de este año, Sunam se quedó mirando a su familia y jugueteó con su vestido, bordado con lentejuelas doradas.

Sunam no pronunció palabra, y no por timidez, sino porque no habla mucho todavía. Tiene tres años.

La niña quedó comprometida en matrimonio con su primo de siete años, Nieem, en junio, mediante un arreglo concertado por sus padres.

Pese a los esfuerzos del gobierno y de varios grupos defensores de los derechos humanos, los compromisos matrimoniales y las bodas de niños continúan en el país, especialmente entre las familias pobres, con bajos niveles de educación o residentes en zonas rurales.

Aproximadamente el 16% de los niños afganos se casan cuando tienen menos de 15 años, de acuerdo con datos recientes del UNICEF.

Y hay evidencias de que la pobreza agravada durante los años recientes está reduciendo incluso la edad a la que se contrae matrimonio en algunas zonas.

Esta práctica obliga a que las parejas vivan en un matrimonio que no eligieron y puede exponer a las niñas a la violencia, si se resisten a casarse.

El padre de Sunam la comprometió en matrimonio como un regalo para su hermana, Fahima, quien no tiene hijas y quiere una. El matrimonio entre primos de primer grado es común en Afganistán, porque las familias consideran que es mejor conocer bien a sus parientes políticos.

Las dos familias viven en el mismo complejo de viviendas modestas en Kabul.

"Este es un problema muy común. Conozco a gente de mi propia familia que se ha comprometido así", dijo Orzala Ashav, fundadora de la organización de Asistencia Humanitaria para las Mujeres y Niñas de Afganistán. "El compromiso se fija incluso antes del nacimiento en algunos casos".

En un matrimonio obligado que no es feliz, el hombre puede tomar como segunda esposa a una mujer a quien ame, según la cultura islámica y afgana. Pero las mujeres no tienen opción.

Algunas se suicidan --en la provincia de Kapisa, justo al norte de Kabul, una joven de 18 años se mató de un disparo porque su familia se negó a deshacer el compromiso establecido tres años atrás para casarla con un drogadicto, informó en agosto la agencia noticiosa Pajhwok de Afganistán.

Otras buscan una escapatoria, a veces en las drogas o la prostitución.

"Muchas niñas que quieren casarse con quien desean huyen como una táctica para amenazar a su familia", dijo Ashraf. "Ninguna ley les prohibe huir, pero ésta es una cuestión de honor".

La táctica funciona a veces. Ashraf ayudó a dar refugio a una adolescente de 17 años, quien huyó de su casa durante días, obligando a que sus padres, avergonzados, permitieran que se casara con el hombre a quien amaba.

La edad mínima legal para contraer matrimonio en Afganistán es de 16 años para las mujeres y 18 para los hombres. Sin embargo, los matrimonios entre niños representan el 43% del total, de acuerdo con las Naciones Unidas.

La razón para realizar esos enlaces matrimoniales suele ser económica: La familia de la niña recibe una dote que representa el doble del ingreso per cápita por un año o más, de acuerdo con el Banco Mundial.

En marzo, el ministerio de las mujeres y el organismo de derechos humanos Medica Mondiale emprendieron una campaña para alentar a que el registro de un matrimonio se realice ante un juez, con lo que esperan reducir los casos de nupcias obligadas y entre niños. El registro civil del matrimonio está ya contemplado como una obligación legal, pero rara vez se practica.

Las familias de Sunam y Nieem están convencidas de que si los dos crecen juntos se conocerán bien, por lo que serán felices en su matrimonio. Planean casarlos cuando Sunam cumpla 14 o 15 años.

La madre de Nieem, Fahima, dice que si al crecer, a los niños no les gusta la idea de casarse, las familias romperán el compromiso.

"Estamos hablando de algo para toda la vida. Si no se gustan, tendrán problemas toda su vida", dijo.

Pero la tía de los niños, Najiba, considera que el compromiso es ineludible.

"Somos del pueblo pastún. Si los comprometemos no hay forma de separarlos. Ellos se casarán", dijo Najiba. "En nuestra tribu así es esto. Cuando ellos quedan comprometidos no pueden divorciarse".

Así, resulta prácticamente imposible romper los compromisos "porque una es considerada la propiedad de la otra familia. Una les pertenece, pues ha sido entregada", dijo Manizha Naderi, directora de la organización Mujeres en Favor de las Afganas.

"Evidentemente, ésta práctica es una barbaridad", añadió Naderi. "Llevará generaciones el cambiar esta costumbre".

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